En ocasiones, las relaciones más bonitas son aquellas que no se dan por rumbos predecibles o momentos de ensueño; de hecho se acercan más a la vida real, y esto los hace aún más invaluables.
Sara y Aman se conocieron en su trabajo, él era uno de sus jefes, y ella lo veía siempre, de lejos, observando su forma de ser tan distinta de todos los hombres que había conocido. Admiraba su forma de ser con los demás, calmada, siempre tranquila y como llena de paz. Por su aspecto y forma de hablar, era claro que provenía de la India.
Desde el inicio le llamó la atención… y entre más lo conocía se daba cuenta de que su admiración se convertía en un gusto real, en un anhelo de alguna vez salir con él. El tiempo pasó, y ella seguía viéndolo solo como una idea lejana. Sin embargo, eran amigos, se hablaban constantemente incluso cuando él iba de viajes largos; además ella le pedía ayuda respecto a las cuestiones del trabajo, y él siempre se mostraba muy amable y atento. Sin embargo, nada más sucedía…
Él no tenía ni idea de que sus comportamientos significaran algo, y ella mucho menos entendía el pensamiento de un hombre de una cultura y educación diferentes, en lo relacionado con conquistar mujeres o coquetear con ellas.
Pero entre ires y venires, en los que hablaban y dejaban de hablar, entre las veces en que ellos salían como amigos, y él no entenía sus señales, Sara se rindió ‘por así decirlo’. Un día, conversaron por teléfono de por qué estaban alejados y todo lo que pasaba, ella confesó, que alguna vez le había gustado pero al ver que él mostraba tan poco interés, ella dejó de insistir.
Él no lo podía creer. Ella mucho menos podría creer lo que él le contestaría, pero que tenía todo el sentido del mundo, al saber que él era un chico con costumbres diferentes al occidente, y que por su cultura, casi nunca estaba mirando esas cosas, y que además creía que por ella ser ‘paisa’, solo era amable de manera natural pero sin más intenciones con él. Por eso, él siempre se sintió atraído hacia ella, pero una y otra vez confundía las señales con “ser sólo amigos”.
Entonces todo se aclaró. Él, después de mucho tiempo de no salir con una mujer, la invitó esa misma tarde lleno de ilusión y felicidad al saber que eran correspondidos en sus sentimientos. No tuvieron que hablar demasiado tiempo para darse cuenta que querían estar juntos toda la vida.
Esa misma tarde, no sólo iniciaron un noviazgo sino un compromiso de por vida, y solo unas semanas después ya estaban arreglando su matrimonio y la ceremonia que los uniría ante sus familiares. Básicamente no hubo arrodillada para la pedida de mano, no hubo una sorpresa para preguntar “quieres casarte conmigo”, no hubo champagne ni una cena romántica como tal, para comprometerse y llegar a aquella decisión mutua y concertada de compartir una vida juntos como esposos.
Su amor, no necesitaba de adornos, flores o chocolates, su unión es como pocas, de aquellas que no necesitan de grandes momentos para llegar a ser lo que es. Y así también lo fue su boda.
Y empezó la planificación de la boda. Los profesionales de Invitarte fueron los encargados de hacer las tarjetas de invitación para sus 80 invitados, entre los que se encontraban sus familiares y amigos.
Los novios eligieron y prepararon el lugar de ceremonia y celebración: Portobello Venue Park, en Llanogrande, así como todo lo que necesitaban para su gran día. Para los anillos de matrimonio, eligieron una de las más reconocidas joyerías del país; Kevin Joyeros fueron los encargados de diseñar las argollas.
El día de la boda, Sara deslumbró a todos con su vestido de novia de La Esposa y un maquillaje especial a cargo de Susih Makeup. Su look nupcial lo complementó con unos románticos zapatos y un tocado de Alado Diseño. Aman la esperaba con un traje de novio de la Zara perfecto para su estilo.
Para la llegada a la ceremonia simbólica, Sara lo hizo por su cuenta ¡manejando su carro! desde el Hotel Movich Las Lomas, donde tuvo su momento de arreglo y preparación. Fue de las cosas más inolvidables para todos, y más para ella, siempre descomplicada y feliz.
“La ceremonia fue simbólica, muy bonita. Tener a toda la familia y la compañía de tantas personas queridas, fue muy especial”, agregaron los recién casados.
La recepción fue decorada por los artistas de Flores de Abril. Además los selectos invitados se llevaron unos recordatorios de Andrea Cano Diseño que encantó a todos. Un lindo detalle por estar presentes en este día, compartiendo su felicidad de estar juntos como esposos.
Un día irrepetible como este debía ser inmortalizado con artistas sensibles y profesionales que pusieran lo mejor de sí para honrar todo su significado; por ello decidieron tener a Juan Arango y Julieta Posada, así como a Jars Filmmaker en vídeo, para tener el mayor tesoro de su boda… los recuerdos que quedarán para la vida.
Luego disfrutaron de una fiesta llena de deliciosa comida, música y colores, que estuvo perfecta gracias a las buenas mezclas de Frank Valenzuela Music, y por el catering de Martínez Experience y Portobello Venue Park.
Sara quería algo muy sencillo, pero Aman deseaba algo más elaborado con la fiesta de la boda; llegaron a un acuerdo que los hiciera felices a ambos, y tuvieron exactamente la boda que soñaban.
Para unos mucho, para otros poco. Para nosotros exactamente lo que queríamos. Gracias a todas las personas que hicieron este día posible, fueron las palabras de Sara a Zankyou.
Recepción y ceremonia: Portobello Venue Park | Invitaciones de boda: Invitarte | Vestido de novia: La Esposa Tienda de Novias | Tocado novia: Alado Diseño | Maquillaje y peinado: Susih Makeup | Traje de novio: Zara Man | Argollas: Kevin Joyeros | Lugar de preparación novia: Hotel Movich Las Lomas | Decoración: Flores de Abril | Recordatorios: Andrea Cano Diseño | Fotografía: Juan Arango y Julieta Posada | Video: Jars Filmmaker| Música y producción: Frank Valenzuela Music y Martínez Experience
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