El amor parece un mito. Andamos buscándolo y es como si se escondiera, escuchamos en las calles a la gente decir que ya no creen en él, que lo más seguro es que no exista. Pero de cuando en cuando nos renace la esperanza: el sueño de caminar tomados de la mano siendo viejos revive cuando encontramos a una pareja afortunada que da testimonio de que es una realidad, esos que se encontraron en el camino y se decidieron el uno por el otro, esos de los que eventualmente llegamos a decir: los acompañó la suerte.
Fadia y Hernando son esa pareja. Luego de que el amor entrara en sus caminos y se apropiara lentamente de cada espacio en sus vidas, después de haber estado juntos y haberse imaginado cómo sería la vida del uno sin el otro, decidieron que no era justo darle más oportunidades a la distancia. Valledupar sería testigo un 25 de septiembre de 2015, de cómo estos enamorados le seguían la corriente a la buena fortuna.
Desde la plaza Alfonso López, en el centro de Valledupar, algunos curiosos verían llegar a Fadia: maquillada y peinada por Camilo Domínguez, avanzaba sobre sus sandalias (ni a su estilo ni a su estatura le hacían falta tacones), vestida con algo de magia por la reconocida diseñadora vallenata Naiduth Geles y tomada de la mano del hombre que bien se podía sentir favorecido.
Sí, entraron juntos a la Iglesia de la Inmaculada Concepción: de la mano que no sostenía el hermoso ramo elaborado por Patricia Baute, Hernando caminaba orgulloso hacia el altar haciéndose a sí mismo con su elegante traje, diseño de Judy Hasbún; parte fundamental de todo el ambiente de tonos pastel diseñado por la misma creadora del ramo.
Porque agradecían haber encontrado a ese tipo de persona con la que quieren compartir su vida, se decidieron por una ceremonia que no fue un paso más en el orden del día, sino que fue emotiva y fuerte en todos sus momentos: cuando él puso en sus dedos la argolla llena de pequeños brillantes (como el solitario que le regaló en su compromiso), cuando ella le devolvió una argolla de oro amarillo lisa, todas de la joyería Glauser; cuando se besaron, pero sobre todo cuando la hermana de Hernando pronunció un sentido discurso que no dejó a un invitado sin lágrimas emocionadas.
Pero las lágrimas no siempre son señal de tristeza, en ocasiones son una respuesta a las sorpresas bonitas de la vida, un signo de alegría. Así estaban Fadia y Hernando al salir de la Iglesia: alegres. Por eso los esperaban volcanes a la salida del templo y a la entrada de la casa en la que se realizó la recepción. Era un gesto feliz por el nuevo comienzo.
Así es: la recepción se realizó en la casa de la novia. Con la compañía de aproximadamente 200 personas entre amigos y familiares, esta pareja celebró la buenaventura del amor en sus vidas. Entrabas a un ambiente caracterizado que combinaba la elegancia, la creatividad y el tono rústico: el tono dado por los arreglos de flores blancas bajitos era acompañado por candelabros altos y bajos, sillas Tiffany doradas y transparentes, mesas de madera rústica rectangulares sin mantel y mesas redondas con manteles color crema. Los platos base transparente tendrían el honor de llevar sobre sí las reconocidas creaciones del tradicional chef vallenato Rafael y los invitados tendrían el placer de deleitarse en las mismas.
La noche fue mas bien divertida, los primeros en bailar fueron los novios, rodeados de lucecitas de navidad y no al ritmo del vals sino del vallenato: ‘El Churo’ Díaz y Martín Elías, cantaron ‘Me acompañó la suerte’, de Diomédez Díaz, mientras bailando, Hernando lo cantara cerca del oído de Fadia: ‘Dios me ha concedido aquel amor, aquel que había soñado desde ayer, ese que nunca dejaré perder…’, y desde ese momento se prendió la fiesta.
Ni uno solo de esos momentos se escapó del obturador de Valeria Quintero. Desde las primeras horas en la sesión de maquillaje de la novia, hasta más allá de la medianoche, cuando los novios repartieron sombreros y carteles a todos los invitados, todo quedó magistralmente registrado.
Y es bueno que estas fotos queden. A veces estamos buscando el amor como un tesoro escondido del que no tenemos mapa y encontrarnos con las fotografías de este sueño hecho realidad puede en esos momentos de falta de fe, llenarnos de alegría, devolvernos la esperanza, ayudarnos a creer que para todos es posible y se puede hacer realidad que algún día digamos: nos acompañó la suerte.
Fotografía: Valeria Quintero Fotografía | Vestido de la novia: Naiduth Geles | Vestido del novio: Judy Hasbún | Argollas y anillo de compromiso: Glauser Joyería y Relojería | Ramo y decoración floral: Patricia Baute | Menú: Chef Rafael | Maquillaje de la novia: Camilo Domínguez | Capilla: Iglesia de la Inmaculada Concepción | Música: ‘El Churo’ Díaz y Martín Elías.
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