En nuestra cruzada contra el sexismo, y teniendo en cuenta la importancia de mantener la esencia de cada género, en Zankyou volvemos a aconsejar a quienes nos leen, esta vez a los hombres. Al igual que las mujeres, los hombres tenemos ciertos malos hábitos que, en medio de un mundo de estereotipos desafortunados, deben desaparecer para limar diferencias, romper complejos y acercarnos más al siglo XXI. Aunque muchos hombres ya se han quitado el traje del pasado, muchos otros siguen inmersos en un mundo donde reinan ciertos comportamientos nocivos.
Falta o exceso de cuidados
Ambos extremos son perjudiciales. Los tiempos han cambiado y los hombres, sobre todo los jóvenes, se preocupan más por su imagen, pero todavía hay un sector de la población masculina que no se ha dado cuenta de su importancia. La falta de higiene (olor, dientes, manos…) y la ausencia de cuidados a la hora de peinarse o vestirse es alarmante en muchos casos. Si ellas se preocupan por estar guapas, ¿por qué a ellos les importa tan poco? La falta de recato por la calle y con otras personas también debería incluirse aquí.
Por otro lado, hay hombres que se exceden en su de higiene y cuidado. Algunos se arreglan tanto que se convierten en un producto artificial muy alejado de ser original. Igual que buscamos la naturalidad en las mujeres y una mayor frescura a la hora de arreglarse, los hombres deberían hacer exactamente lo mismo y no parecer un subproducto de ellos mismos.
Agresividad y fanatismo
Los hombres manifiestan sus pasiones con agresividad y fanatismo y en muchas ocasiones esto puede nublar su razón y convertirlos en verdaderos animales. Sus argumentos caen en lugares comunes y pierden la perspectiva. Además, ante la rabia y la frustración, golpean cosas e insultan, casi como un reflejo de su ser primitivo que descubrió el fuego con piedras.
Grupos de hombres
Dicen que los hombres en grupo se ’embrutecen’. Juntos, olvidan su personalidad y se convierten en una manada de neandertales. Sus temas de conversación pasan de los deportes a las mujeres, realizan competencias absurdas, beben alcohol y dan alaridos. Esos son los tres pilares que sustentan gran parte de su vida social y la cultura y la interacción con mujeres parecen estar prohibidas. Sus grupos de WhatsApp son sus vías para desahogarse. Parece un estereotipo, pero se repite en muchos contextos.
Soberbia de macho
Esta bien sentirse orgulloso de ser hombre, pero está mal estereotipar el género con ideas del pasado y olvidarse de la variedad masculina que ha llegado con los años. Por ello, el desprecio de algunos hombres por otros que no forman parte de ese estereotipo es un mal que debe erradicarse. El respeto es clave en este ámbito, así como la apertura que permite conocer a personas de todo tipo y aprender de ellas. Y es que hay comportamientos que todavía se asocian al hombre como arreglar cosas, conducir mejor el carro, la valentía o la insensatez, el sentido de orientación… y que ponen una presión social en ellos que puede desembocar en falta de confianza. Los hombres son personas y no deben estar etiquetados.
A la hora de hacer un “levante”…
Hay hombres que siguen anclados en el pasado en lo referente al cortejo y la conquista. Las frases de cajón, ya no se las cree ninguna mujer moderna. Ya les ha pasado a mucho que en plan de levantarse a una chica han salido con el típico “tu cara me suena de algo”, solo para salir heridos con una respuesta mordaz de ella.
Tampoco gustan los ‘babosos’ que utilizan las discotecas para ver a quién “coronan” en la noche. Ni siquiera las peticiones vía online pueden ocultar invitaciones indecentes. Los hombres creídos no gustan casi a nadie… Te puede interesar leer sobre los fetiches que les gustan a los hombres y las mujeres.
No escuchar
A menudo se dice que los hombres no saben escuchar y lo cierto es que a muchos de ellos les cuesta abrirse o dejar que los demás se abran para mostrar sus inquietudes o penas. De hecho, cuando los hombres se juntan en grupo, suelen hacerse los locos y hasta burlarse de los planes y actividades que hacen con sus parejas, solo para parecer muy machos e insensibles. Lo peor de esto es que alentados por este comportamiento absurdo, muchos no saben de empatía y no llegan a conocer a sus parejas del todo por un exceso de egoísmo. Después, algunos se sorprenden de que su relación haya terminado. También te puede interesar saber algunos tips de cómo hacer feliz a tu pareja.
Machismo
Aunque se ha avanzado mucho en materia social, aún queda un rezago machista que sale a la luz en determinadas ocasiones. Aunque el reparto de tareas empieza a implantarse, todavía hay mujeres que trabajan el doble que los hombres en la casa. Lo peor es que algunos de ellos dan por hecho que debe ser así. Sin embargo hay rasgos, muy a favor, que están definiendo al hombre del siglo XXI.
También, hay comportamientos supuestamente educados que, influenciados por la sociedad del pasado, atentan contra el género femenino a través de detalles aparentemente inofensivos. Hablamos de los comentarios y actitudes que colocan a la mujer como un ser delicado, incapaz y dependiente de los hombres. De hecho, todo ello está estrechamente ligado con un sistema antiguo que trataba de reprimir a la mujer y alejarla de la vida social restringiendo sus derechos.
La violencia machista es la peor representación de este mal que debería erradicarse cuanto antes. Las agresiones físicas son imperdonables, pero se ha desatendido erróneamente la violencia psicológica, que a veces resulta mucho peor a largo plazo. Este tipo de conductas dañan el autoestima y pintan un panorama desolador al que debe ponerse fin.
Queremos una sociedad justa e igualitaria en la que todos, hombres y mujeres, puedan realizarse y aprender cada día. El mundo cambia y sus las sociedades deben cambiar también. Hagamos el propósito de acabar con todo lo que nos convierte en seres alienados, injustos y aburridos. Te interesará conocer estos 8 malos hábitos que deberías evitar al vivir en pareja.
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