Las nuevas tecnologías no son perfectas, pero una de sus ventajas es que pueden propiciar encuentros gracias a las redes sociales. ¿Quién no ha buscado a sus compañeros del colegio alguna vez en Facebook, Twitter o Instagram? Eso es precisamente lo que hizo Pilar Górriz para reencontrarse con sus amigos de la infancia; entre ellos, uno muy especial: Fernando Abad, su amor de los 17 años, su primer amor. 53 años después, esta pareja se ha dado una nueva oportunidad de vivir el amor en la mejor etapa de sus vidas.
Pilar y Fernando se conocieron en los años 60, con 17 y 19 años respectivamente. Después de emigrar desde Zaragoza y Teruel (en España), ambos se instalaron en Barcelona con sus familias. Allí se cruzaron sus vidas por primera vez y disfrutaron de su compañía durante ocho meses, hasta que la vida los separó.
Pilar, de 72 años, tuvo una vida plena con su marido. Hace once años enviudó, pero el amor dejó como fruto dos hijos y dos nietos. Después de un tiempo, se lanzó a las redes sociales donde se reencontró con amigos tras muchos años de haber perdido contacto con ellos. Sin embargo, Pilar guardaba grandes recuerdos de alguien muy especial: Fernando, por lo que decidió buscarlo. Él, de 74 años, también tuvo una vida lejos de Pilar: tres hijos, cuatro nietos y una mujer que también falleció.
Después de 53 años de ausencia, Pilar volvió a la vida de Fernando a través Facebook. Tras varios meses en el buzón de esa red social, un día Fernando finalmente se dio cuenta de que ella le había enviado dos mensajes. Su sorpresa fue muy grata, su primera novia quería volver a saber de él.
El Parador de Turismo de Vic (en Cataluña) fue el lugar que eligieron para su reencuentro. Poco tiempo después de ese momento, decidieron no volver a separarse. Pilar y Fernando se casaron en una boda medieval que coincidió con el Aniversario 800 de la leyenda de los Amantes. Los ecos de la Edad Media resonaron durante todo el evento, confirmando que la autenticidad, al igual que el amor, nunca morirán. Para su luna de miel los recién casados visitaron los paradores de Cuenca y Toledo, con el remate final de un crucero por los fiordos noruegos donde disfrutaron de la aurora boreal, un espectáculo digno de su historia.
Hoy la pareja pasa sus días en tres residencias ubicadas en varios lugares de España: Teruel, Barcelona y Mallorca. “Nuestra vida tenía que acabar juntos”, afirmó Fernando. Te puede interesar esta historia de amor que empezó en la época del colegio o la historia de Sara y Carlos.
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