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Canadá es el país más grande de Norteamérica y el segundo con más extensión del planeta, pero sigue siendo un desconocido para muchos. Pero ¿por qué? Es un misterio, ya que Canadá lo tiene todo para cautivar.
Para la luna de miel, Canadá es un viaje original y fresco, un soplo de aire en mitad de la rutina. Concretamente, su Costa Este es maravillosa, pues combina excelencia natural con extraordinarias ciudades modernas. Con fiordos, cascos históricos de cuento, vastas extensiones verdes, gran animación y cascadas imposibles, su plantel de especialidades es un must para todo viajero. Naturaleza en estado puro y carácter cosmopolita brillan en un país pulcro, puro, avanzado y con mucho que ofrecer para enamorados.
Un país tan extenso como Canadá está sujeto a más de un huso horario, en concreto a seis, convirtiéndose en uno de los que más ostentan de todo el globo. Comprende del UTC -3,5 a UTC -8, y en la zona este podemos encontrar tres de ellos. En ciudades como Quebec, Ottawa y Toronto hay una diferencia de seis horas menos con respecto a España (UTC -5); en la costa noreste, en Terranova, son cinco horas y media menos (UTC -3,5), y en Nueva Escocia, cinco menos (UTC -4).
La gran longitud de Canadá también afecta a su clima, pero todo el territorio comparte la ausencia de calor extremo. Los inviernos son fríos, con temperaturas similares al Ártico en la zona norte (hasta -40º), y los veranos son suaves, con las mejores medias en julio y agosto.
En Canadá se utiliza el dólar canadiense. Actualmente, 1 euro equivale a 1,43 dólares canadienses.
Gracias al desarrollo de un país como Canadá, existen multitud de espacios para cambiar divisas y cajeros automáticos donde aceptan tarjetas de débito y crédito españolas.
En Canadá, los únicos idiomas oficiales son el inglés y el francés. La población anglófona representa alrededor del 59,3 % (17,3 millones) y la francófona el 22,9 % (6,7 millones), pero, de cara a la comunicación en el país, el 90% sabe hablar inglés y el 60%, francés.
Por otro lado, debido al gran número de residentes no canadienses que habitan el país, es posible encontrar hosteleros y ciudadanos que hablen otros idiomas. De hecho, más de cinco millones de los residentes de Canadá tienen como primer idioma una lengua no oficial.
En la zona este prima el inglés sobre el francés: en la provincia de Ontario, donde se encuentra Ottawa, la capital, y Toronto, la ciudad más poblada, más del 71% de la población es anglófona y solo el 7% es francófona, con más del 20% dedicado a otras lenguas. Sin embargo, la provincia de Quebec, donde se halla Quebec City, es francófona (92% de los ciudadanos) y la ciudad en la que más francés se habla de todo el país.
Canadá es, en términos generales, más costoso que España, y Toronto, ubicada en la zona este, la ciudad más cara del país.
El precio de un café en Canadá ronda los 3 euros; el kilómetro de taxi sale a 1,38 euros; una comida de menú en un restaurante barato sale a unos 12 euros, mientras que una comida para dos a la carta asciende a los 50 euros. Una tarjeta SIM a través de tiendas virtuales como Holafly sale a 29 euros para cinco días con datos ilimitados, y se queda en 87 para 30 días.
En Canadá se usan enchufes con dos tipos de clavijas muy diferentes a los de España: por un lado, el tipo A (con dos clavijas planas) y, por otro, el tipo B (dos clavijas planas verticales). Ambos funcionan a 120V con 60 Hz.
No existen vacunas obligatorias para viajar a Canadá, pero siempre es positivo consultar con vuestro centro internacional de vacunación más cercano antes de volar.
Para conocer toda la información sobre el coronavirus debido a la situación cambiante, consulta aquí.
Una de las grandes atracciones naturales del mundo divide su localización entre Canadá y Estados Unidos, pero el este del país norteño es el mejor lugar para admirarlas en todo su esplendor. Hablamos de un espectáculo de agua inaudito, que impone a la par que enamora, sobre todo en un viaje tan especial como la luna de miel.
En el lado canadiense, las cataratas y el turismo se han unido para ofrecer los mejores servicios a sus viajeros. Los hoteles y actividades de ocio se encuentran en esa zona, listos para alargar la estancia y convertir la experiencia en un punto clave del viaje. Es totalmente recomendable subir en verano a bordo del barco Maid of the Mist, que se acerca lo máximo posible a las cataratas para apreciar su brutalidad y belleza, siempre manteniendo la seguridad, y al Skylon Tower, una alta torre desde la que apreciar la maravilla en modo panorámico.
Para muchos, la ciudad más bella de todo Canadá. Brilla por su pintoresco casco histórico, uno de los más interesantes y mágicos de Norteamérica, que bien podría confundirse con cualquiera de un pueblo o ciudad europea. Destaca la Place Royale, sus murales y su escalera de 1635 conocida como Breakneck Stairs.
Uno de sus barrios más célebres y atractivos es Quartier Petit Champlain, una obra de arte a base de casas coloniales y otros elementos de corte encantador, ideal para pasear y perderse. Como escenario para la luna de miel es perfecto, sobre todo si se pone el broche en el Château Frontenac, un espectacular hotel con aroma a siglo XIX que se ha convertido en uno de los más fotografiados del mundo.
Canadá combina de manera excelsa la belleza de las ciudades con la naturaleza más espectacular, y las Mil Islas (Thousand Islands) son un buen ejemplo de ello. Se trata de un archipiélago que junta, ni más ni menos, que más de 1800 islas conectadas por el río San Lorenzo. Antiguo escondite de contrabandistas, la espectacularidad natural es constante y debería apreciarse en crucero, genial para descubrir los rincones, las playas, las rutas de montaña y las anécdotas, pues muchos famosos han ubicado allí sus grandes mansiones.
Fue sede olímpica de los Juegos Olímpicos de 1976 y aún conserva algunos de sus edificios modernos, pero también parques, rincones encantadores y hasta una isla. Se asoma al río San Lorenzo y sobre este se construyen vistas espectaculares.
Cuenta con el mejor mercado del país, Jean-Talon Market, un enclave perfecto para degustar las especialidades culinarias canadienses. Destaca también Plateau Mont-Royal, el barrio más bohemio de Canadá, atestado de librerías y cafeterías que harán las delicias de los novios más modernos y sofisticados. Además, esta zona dispone de animación y fiesta por la noche, por lo que se convierte en una excelente opción para llevar el viaje de novios a otro nivel.
Toronto es la ciudad del mundo con más etnias y la que alberga el mayor porcentaje de residentes no nacidos en el propio país. Ello la convierte en un espacio cosmopolita y abierto, donde da gusto pasear y sentir la multiculturalidad y la sana convivencia entre culturas. Además, es considerada una de las ciudades con mayor calidad de vida de Norteamérica y una de las mejores metrópolis del mundo para vivir.
En la luna de miel, podéis disfrutar de una experiencia muy completa gracias a sus diferentes barrios contrastados, su oferta cultural y deportiva, y su innegable atractivo de extraordinarios rascacielos, con la Torre CN de 553 metros como referente. Por ejemplo, el mercado de St. Lawrence Market es de visita obligada, un templo para curiosos que ha sido nombrado como el mejor destino gastronómico del mundo por National Geographic. Además, triunfa con nombre propio PATH, la ciudad subterránea que, a través de 16 km de calle, transforma el subsuelo de Toronto en el sistema peatonal bajo tierra más grande del mundo. Toronto es, en definitiva, una ciudad única en la que sentirse como en casa.
El clima de Canadá es más extremo en invierno que en verano, sobre todo en la zona norte, donde se pueden alcanzar los -40 grados. Los inviernos pueden ser muy fríos, pero los veranos nunca son excesivamente calurosos, aunque a veces se superan los 30 grados. Así, los mejores meses para viajar son julio y agosto, que aseguran una temperatura suave sin demasiado calor, pero también toda la franja de abril a octubre, con temperaturas aún más suaves. Además, es la única época en la que se puede coger el barco para visitar las Cataratas del Niágara.
Sin embargo, los amantes del frío y la nieve, que son muchos, pueden aprovechar el invierno para vivir una luna de miel diferente. Teniendo en cuenta el éxito en los últimos años de las bodas de otoño e invierno, que aprovechan la baja temporada y la originalidad de las ambientaciones, muchos novios se han lanzado a viajes de este estilo y han quedado encantados.
Las lunas de miel están cambiando: aunque los entornos paradisíacos siguen enamorando, las parejas han decidido explorar más allá y descubrir nuevas sensaciones, incluso en estaciones del año poco habituales. En la Costa Este de Canadá, podréis asistir a la impresionante expresión de una naturaleza exuberante que se desgrana en cataratas, montañas y grandes praderas; al mismo tiempo, gozar con la belleza de ciudades cosmopolitas que jamás abandonan el tren del progreso. Espacios culturales muy ricos y modernos que se amoldan a la experiencia de disfrutar del medio ambiente. Un regalo para seguir vibrando gracias a la magia de nuestro mundo, con la guinda de vuestro amor en este viaje de ensueño.
A excepción de México, Norteamérica no goza de una comida especialmente célebre por su sabor y elaboración, pero Canadá tiene cinco joyas que son perfectas para adentrarse en su cultura.
Un plato muy popular a base de patatas fritas, queso y salsa de carne. Esta clase de guisos son perfectos para entrar en calor y sentirse parte de la población canadiense. Y, de hecho, la verdadera poutine es casi imposible de encontrar fuera del país, pues el queso en granos que lleva solo se encuentra en Canadá.
Con este nombre tan francés, esta pieza culinaria no podía pertenecer a otro lugar que no fuese Quebec. Después de disfrutar de las maravillas de este estado canadiense, es obligatorio sentarse a la mesa y degustar este pastel de carne. Aúna tradiciones culinarias de Francia, Inglaterra y Estados Unidos, y el resultado es un regalo para el paladar.
la tradición de la comida entre panes es célebre en Estados Unidos, pero Canadá no se queda atrás con este sándwich de carne ahumada con mostaza opcional que puede acompañarse de patatas fritas, pepinillos y ensalada de col. Muy parecido al de pastrami estadounidense, pero con la esencia inigualable canadiense.
Destaca por la originalidad del producto, ya que son hojas de un helecho que se presentan en plena naturaleza en forma de espiral. Sí, tal cual, y, además de típicamente canadienses, son realmente saludables.
La delicia dulce canadiense que debéis degustar tienen que ser los trempettes. Similares a las tortitas, se fríen en aceite y se acompañan de un sirope maravilloso del país: jarabe de arce. También llevan nata y mantequilla, pero esta salsa tan célebre y dulce de Canadá siempre merece la pena. La podéis tomar para desayunar o merendar, aunque cualquier momento parece adecuado.
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