La psicoterapia de cualquier tipo tiene socialmente una connotación negativa. Se asume que quien acude a este tipo de tratamiento sufre de desequilibrio y falta de control sobre su propia vida y en el caso de una pareja que decide tomar una terapia antes del matrimonio, existe la creencia de que si se van a casar es porque todo es perfecto y fluye sin problema por lo que acudir a un psicólogo se considera como una alerta que indica que lo mejor sería renunciar a la idea de compartir el resto de su vida.
Pedir apoyo a un profesional para resolver o mejorar algún aspecto de la relación, más que una alarma, es una oportunidad para empezar de la mejor manera un nuevo camino juntos. Zankyou habló con dos psicoterapeutas expertos en relaciones de pareja sobre las ventajas de la terapia prematrimonial y son muchas más de las que crees.
1. Eliminar creencias tóxicas
Casarse es sin duda una de las decisiones más importantes de la vida y por eso es fundamental revisar en profundidad la vida personal, temores, motivaciones y conflictos no resueltos. La psicoterapeuta experta en relaciones de pareja, Nayibe Barreto, asegura que hacer esta introspección permite llegar al matrimonio con mucha conciencia de sí mismo, así como de las debilidades y fortalezas en términos de construcción de la relación.
Por su parte, Mario Guerra, Psicoterapeuta Máster en relaciones y Ontología, afirma que como la terapia prematrimonial no es algo a lo que estemos acostumbrados en países latinoamericanos, “en las etapas previas a la boda podríamos referirnos a esta como una “consejería” u orientación dirigida a prevenir problemas en la pareja”, asegura también, que tomar este camino es buena idea porque “muchos llegamos a las relaciones con creencias distorsionadas o poco útiles de lo que es una relación de pareja, el papel que jugamos en ella y las estrategias para la resolución de los inevitables problemas y conflictos que pueden surgir”.
2. Expectativas claras
Tener claridad sobre lo que se quiere y se necesita en una relación de pareja y reconocer el rol de cada uno dentro de esta es muy importante, pues para decepcionarse del otro es suficiente con darle el papel de salvador de tu vida, cuando asumir el manejo de tus emociones es una tarea personal e intransferible. Así lo afirma Barreto quien añade que “la vida afectiva tiene un reto y es diferenciar aquellas situaciones que le corresponde resolver a la pareja y las que son responsabilidad de cada uno, mantener una vida con retos personales hace que se viva con autonomía y con independencia”.
3. Oportunidad de crecimiento y evolución en pareja
Dejar de lado la creencia de que todo debe estar perfecto antes del matrimonio y por lo tanto es mejor cancelar el compromiso antes que tomar una terapia, es el primer paso para trascender como pareja tal como lo afirma la doctora Barreto: “como terapeuta puedo asegurar que dejar la idea que todo debe estar perfecto es necesario para tener salud mental y poder construir calidad de vida. Es importante resaltar que la terapia de pareja es un espacio para hacer una revisión de todos los aspectos que construyen una relación, tales como su dinámica, modos para la toma de decisiones, el equilibrio en el dar y recibir y la compatibilidad de los valores”.
4. Entender que la boda no es la meta
Mario Guerra, también es experto en tanatología, disciplina que se encarga del manejo de duelos y pérdidas dolorosas y su amplia experiencia en relaciones le permite afirmar que el error de las personas está en asumir el matrimonio como la meta, cuando solo es el comienzo de una nueva fase en la relación de pareja y de una vida en convivencia. “Como al inicio de un viaje. En general, por muy aventurada que sea la travesía, tenemos al menos una idea de cómo navegar, qué rumbo tomar, el probable clima a esperar y qué hacer en caso de tormentas, ¿cierto? Sería muy desafortunado zarpar sin idea de nada”, explica Guerra
5. Eficacia respaldada en cifras
Preguntamos a los expertos sobre la efectividad de las terapias prematrimoniales y,según su experiencia, Mario Guerra aseguró que para las parejas que acuden a ésta, la tasa de divorcios se reduce hasta en un 30%, sin embargo fue enfático en que todo depende de la disposición de las personas y de su compromiso con el tratamiento, pues no es igual si uno de los dos va sin estar convencido de los beneficios del proceso y sin expectativas de progresar y aprender.
Por su parte, Nayibe Barreto, nos dijo que el porcentaje de las parejas que acuden a terapia antes de casarse es muy bajo: tan solo del 10% de los casos, es decir 1 de cada 10 acuden para tener una buena relación, las otras 9 acuden para resolver un conflicto que ya ha causado mucho sufrimiento.
5. Establecer límites a familias difíciles
Contrario a lo que se piensa, las parejas que tienen relaciones saludables también acuden a terapia, pues hay muchos factores externos que pueden afectar el vínculo, más aún cuando se tiene un proyecto de vida a largo plazo. De acuerdo con Nayibe Barreto, una de las principales motivaciones de quienes buscan ayuda profesional, es encontrar una estrategia sana para afrontar una familia difícil, “muchas veces es la familia de alguno de los dos y como pareja aceptan que puede convertirse en un riesgo para la relación; es muy raro que las personas perciban que las dos familias necesitan límites muy fuertes para que la pareja sea aceptada y respetada en la toma de decisiones y su independencia”. Lee también ¿cómo mejorar la relación con la familia de mi pareja?
La experta señala también que la gente busca solucionar aspectos que se han quedado estancados en el curso prematrimonial o decisiones referentes al tema económico, como capitulaciones donde alguno de los dos puede sentirse amenazado o con poca confianza, lo que sugiere un riesgo para el vínculo y la relación. También es común que hoy en día alguno de los dos tenga hijos previos a la relación y que aunque estos no hayan representado un problema en el noviazgo, al trascender al matrimonio se creen inseguridades frente al manejo de figuras paterna o materna y la crianza.
6. Reconocer riesgos de la relación
Mario Guerra coincide en que los hijos son un factor clave que lleva a las parejas a acudir a terapia antes de casarse. Saber si quieren tener o no, cuántos y qué tipo de educación van a darles son temas delicados. Añade que también se presentan casos en los que acuden a su consulta por miedo al compromiso, que surge solo hasta el momento en el que este se establece.
7. Identificar problemas potenciales
Se puede pensar que la terapia prematrimonial saca a la luz aspectos que normalmente no se tratan en una pareja que se auto califica como “saludable”, sin embargo, Barreto aclara que “los seres humanos tenemos una capacidad reflexiva y auto crítica que nos permite algún nivel de autoconocimiento, esto mismo ocurre en la pareja: siempre se conocen los aspectos fuertes y no tan fuertes de la relación, lo que hace imposible que emerjan nuevas versiones, lo que sí ocurre es que se pone de manifiesto o se nombra aquello de lo que no se hablaba, pero el no hablar de ello no significa que no se conozca”.
Para Guerra, la terapia es una oportunidad de identificar pequeños problemas que pueden hacerse grandes. “Una pareja saludable es aquella que está atenta a los pequeños “síntomas” y no la que prefiere mirar a otro lado cuando un cáncer ya la está destruyendo. No es que “saque” aspectos negativos, sino que los hace visibles para poder ser tratados con oportunidad” explica el experto.
8. Reforzar el compromiso
Al entender más la dinámica de la pareja, se puede pensar que es común que los novios sientan temor y abandonen la idea del matrimonio después de tomar sesiones de terapia, sin embargo, los expertos consultados aseguran que ocurre todo lo contrario y en la mayoría de los casos los lazos se hacen más fuertes. Así lo explica Mario Guerra: “cuando uno comprende mejor el funcionamiento de algo es más probable que se involucre. Al ser la consejería u orientación matrimonial una forma de intervención informativa y educativa, las parejas suelen fortalecer su compromiso y su entusiasmo por estar juntos”.
9. Consolidar las motivaciones
Para la psicoterapeuta Barreto, lo más común es que se refuercen los lazos debido a que el tener la valentía de hacer un proceso terapéutico como pareja, permite fortalecer la intimidad, descubrir los temores de cada uno y aclarar las motivaciones para seguir el camino juntos. Los dos psicólogos están de acuerdo en que también puede pasar que la pareja descubra que es mejor no continuar con sus planes de boda, pero es un aspecto positivo porque previene sufrimiento posterior.
10. Identificar causas reales
Pero, ¿qué tan común es que las parejas vayan a terapia pensando en resolver un problema determinado y que durante las sesiones descubran que hay dificultades más graves que deben tratarse? Nayibe Barreto asegura que “esta situación ocurre cuando hay temas muy viejos, que la pareja no ha resuelto y que se evidencian en otros actores o situaciones, por ejemplo, una motivación para ir a terapia puede ser el proceso de adaptación de un hijo al sistema escolar o un síntoma severo como depresión, anorexia, consumo de drogas en un adolescente y durante el tratamiento terapéutico se pueden evidenciar los temas de la pareja”.
Es poco probable que lo anterior se de en una pareja joven que hasta ahora arranca una decisión de vida compartida a través del matrimonio, estas parejas tienen mayores recursos y mayor capacidad para el afrontamiento de las situaciones difíciles, además hay mayor motivación para que la relación funcione. por su parte, Mario Guerra apunta que “suele suceder, por supuesto, pero en general las parejas tienen una idea muy clara de qué es lo que no marcha bien, aunque generalmente desconocen las causas reales de esto. Una intervención terapéutica puede ayudarles a corregir la causa, y no sólo el síntoma”.
Datos de interés y consejos útiles
Las mujeres tienden a dar el primer paso a la hora de decidir tomar una terapia de pareja, Mario Guerra nos cuenta que “lo lamentable es que, cuando su pareja abiertamente se niega, son ellas las que llaman de nuevo a la oficina para cancelar la cita”. Respecto a esta situación señala que, “si un miembro de la pareja no desea recurrir a la ayuda, el otro debería tomarla, aunque crea que quien más la necesita es su pareja. Buscar ayuda permite también identificar y corregir problemas que surgen en la relación o, en el peor de los casos, nos permite poner sobre la mesa el planteamiento de por qué se está con una persona que no desea invertir en su relación”, puntualiza.
La posición de Nayibe Barreto, involucra a ambos géneros en la búsqueda de ayuda profesional para resolver problemas de pareja: “las mujeres y los hombres, ambos son buscadores y están en permanente evolución y cambio, hoy en día hay mucha información y como humanos estamos interesados en ampliar nuestra conciencia y capacidad de desarrollo. De manera tal que es muy natural que la propuesta para hacer terapia y buscar ayuda, provenga de cualquier género”.
Para terminar, Nayibe Barreto recomienda no tener miedo de recurrir a un profesional para sacar lo mejor de nosotros mismos y asegura que si ya se ha tomado una decisión como el matrimonio es porque la relación ha alcanzado cierto nivel de madurez y por lo tanto se puede sacar provecho del espacio terapéutico para nutrir el camino que compartirán en adelante. Mario Guerra, ratifica que “buscar orientación antes del matrimonio, o terapia si ya han surgido los problemas, no es necesariamente una señal de que el barco se hunde, sino una oportunidad para navegar juntos hacia el mismo rumbo”.
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