Uno dice que no cree en supersticiones ni nada de esas bobadas hasta que se le rompe un espejo y prefiere no mirarlo mientras lo recoge o se encuentra con una escalera mal ubicada. Pero si todos hemos sido capaces de dejar de sentir miedo cuando nos pasa por el frente un gatito negro (todos hemos podido, ¿cierto?), cualquier otra superstición puede quedar atrás. Estas son las que están relacionadas con bodas y que ya es justo dejarlas en el cajón del olvido.
1. No ver a la novia antes de la ceremonia
Lo que pasaba en otras épocas era que los novios huían si la novia con la que les habían arreglado boda no les gustaba. Por eso no se les permitía verla (ya el arreglo entre familias estaba hecho). Luego, con el paso de los años se fue convirtiendo en un agüero más. Pero ya es justo acabar con él. Una cosa es que tú quieras dejar que la imagen de tu novia te sorprenda por primera vez mientras camina hacia el altar, pero ¿evitar verla por miedo a un mal destino?… No lo sé, Rick, parece falso…
¿Para qué verla antes? Pues en primer lugar podrían compartir la noche anterior a la boda y así bajar la ansiedad en compañía, ¿no? Pero además, algo que los fotógrafos de otras latitudes recomiendan mucho (acá en Colombia no se ve tanto), es que la sesión de fotografía se realice antes de la boda, un first look; algo que les ayuda a evitar mal uso de tiempo de celebración y les evita dejar a sus invitados esperando durante el momento del coctel, por ejemplo, que suele usarse para ese propósito.
2. Llevar a la novia en brazos por la puerta
Siempre me pregunté por qué hacían eso y hasta ahora me vengo a enterar de que era para evitar que los malos espíritus influyeran a la pareja… ¡¿Qué?! Para morir de la risa. Pensaba que era un gesto así medio ‘romanticón’, con un toque erótico o algo por el estilo, pero no. ¿Resulta que el motivo es que un espíritu se podría molestar? Momento. Eso no está bien, es un esfuerzo perdido. Tendría sentido si su fotógrafo los acompaña para un trash the dress y les hace una foto entrando y es la novia la que carga. Esa sería una foto divertida, ¿no?
3. Algo viejo, algo nuevo, algo prestado, algo azul
Primero: ¿de cuándo a acá es que tenemos agüeros tan gringos? Además en español no rima: nuevo, azul. No encaja por ningún lado. No importa que el príncipe William y Catherine Middleton lo hayan hecho, eso no les asegura ni la prosperidad ni la fertilidad. Algo nuevo seguro llevarás ese día, si por un detalle de familia decides llevar algo viejo o por necesidad te ves llevando algo prestado, está genial. Si quieres darle un toque azul porque amas ese color, pues hazlo, pero no porque pienses que te dará una vida mejor (a menos que eso azul que llevas sea la gema del espacio).
4. Llorar durante la ceremonia
Está bien, las lágrimas son útiles. Pero solo para sacarse de encima las tristezas o expresar emociones. El mito dice que si lloras mucho durante tu gran día, no lo volverás a hacer durante toda tu vida matrimonial, y aunque todos queremos verte con gestos expresivos y llenos de emociones durante tu gran día, la verdad es que si te vemos con lágrimas en la cara, queremos que sean de alegría. La ley matemática lo dice: “el orden de las lágrimas no altera el producto”. Ok, no. Si eres de esas novias que lloran mucho, vamos a ser felices viéndote pero solo si sabemos que eso significa felicidad.
5. Días o meses
“Martes, ni te cases, ni te embarques”, dice uno de los dichos. Otros dicen que lo mejor es evitar la fecha 13 y los últimos están convencidos de que escoger el mes de enero le va a acarrear un trágico destino a la pareja. Seguro nadie se casa en martes porque la mayoría queremos fiesta o al menos una celebración, pero lo de tenerle miedo a una fecha ya es como de la edad media, ¿no? Enero puede resultar un mes difícil para tus invitados pero el clima en Colombia te va a resultar inmejorable y si les avisas con anticipación posiblemente alcancen a estar listos; además podrías conseguir mejores precios. Hay que pensarlo.
Quieres hacer cualquiera de las cosas que dictan estas supersticiones. Allá tú, pero que no haya nada que te haga sentir obligada a hacerlo: ni miedo, ni preocupaciones por el futuro. Lleva el azul porque te gusta, llora porque es tu forma de ser, pero no dejes que nada le quite un ápice de disfrute al día en el que celebras una de las decisiones más bonitas que hayas tomado en la vida: tener una relación para siempre sin importar si la suerte quisiera lo contrario.
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