Paola no quería ir a la fiesta. Si algo puede resultar odioso es que te insistan después de que has dicho que no, es algo que apenas le admitimos a gente íntima. La amiga que la invitaba decidió hacerlo. La fecha permanece fija en la memoria de la protagonista de esta historia porque al fin se decidió por ir ese 27 de septiembre de 2012. Sería exactamente un mes después, un 27 de octubre y en una fiesta de disfraces en Bogotá, cuando agradeciera haber asistido a la primera celebración: allí había conocido a Jaron, el holandés con quién ahora empezaba una relación de noviazgo.
La Isla de Pascua es considerada como la más remota del mundo. Es el único lugar en esta región del planeta, entre Chile y Oceanía, que mantenga un clima tropical. Sería allí, bajo las cálidas aguas de esta legendaria isla, cuando Jaron le propusiera matrimonio a Paolita. Sí, buceando. Por eso debe ser que esa fecha tampoco se le olvida: ‘el 27 de diciembre de 2015, ¡fue bellísimo!‘, cuenta Paola.
Cuando conocí los detalles de esta boda, mi imaginación se remitió a la realeza holandesa. En primer lugar por el naranja, color por el que identificamos a esta nación y que es el usado por los reyes de Los Países Bajos y en segundo lugar porque los novios se casaron en un lugar mágico; una construcción lograda totalmente en piedra a principios del siglo pasado, réplica de un castillo belga del siglo XII, el Castillo del Mono Osorio, hasta este destino los conducía la invitación en forma de pasaporte diseñada por Oxe Graphics.
Para ese 23 de octubre Paola luciría ‘un hermoso vestido con maripositas blancas, diseño Mori Lee por Madeline Gardner Collection’, según la descripción de la novia; sus aretes y pulsera serían en plata con cristales de Swarovski; los zapatos color naranja, en gamuza, diseño exclusivo de un gran amigo de la novia Ricardo Moreno y su maravilloso ramo elaborado con 25 tulipanes naranja (flor nacional de Holanda), diseño de Floria Express, expertos bogotanos en esta flor.
Al chaqué y los zapatos Manfield de color negro que usaba Jaron le resaltaría la corbata naranja que la hermana de la novia diseñó. Así vestida, con sobriedad, elegancia y mucha vida, esta pareja se pondrían el uno al otro las argollas de oro blanco, opaco el de él y con cristales de Swarovski y un pequeño diamante el de ella, las dos diseño de los orfebres de la Joyería Edra. Un ambiente de lirios, gerberas y rosas naranjas con toques de hiedra, los rodearía mientras se declaraban un amor comprometido, diseño de La internacional.
Terminada la ceremonia civil, habría una recepción en el mismo castillo, ambiente que el fotógrafo Andrés Torres usaría para lograr estas fantásticas fotografías. Los invitados se deleitarían en una particular muestra de las gastronomías neerlandesa y colombiana: queso holandés tipo belegen normal y con comino, salchichas holandesas leverworst y Gelderse gekookte worst y stroopwafels (galletas de almíbar holandesas) traídos especialmente para la ocasión desde este país; también se ofrecieron empanadas colombianas con ají casero, patacones con guacamole, pinchos de lomo de res con cebolla y pimentón, katjang pedís (maní holandés picante), cupcakes de maracuyá con semillas de amapola decorados con crema blanca y un corazón naranja, elaborados por Dulces Deseos y unos deliciosos crepes de pollo, champiñones, queso y espinaca de Choices.
Al llegar al famoso Restaurante Tramonti para la celebración, los invitados se encontrarían con sillas decoradas de naranja y blanco un arbol de centro de mesa blanco y fotografías de Colombia, por Paola; de Holanda, por Jaron y de Chile, por ser el lugar en el que se comprometieron. Por ese motivo el vino para el brindis fue procedente del país austral.
El baile de los novios estaría acompañado de canciones plagadas de romance: ‘Vivir la vida’ de Marc Anthony, ‘Creo en ti’ de Reik y ‘Prometo’ del colombiano Fonseca. Luego de eso, el maestro Fabio Cristancho, precursor de la incursión del jazz en la música colombiana, deleitaría a los invitados con su equipo de Zingaro Producciones, interpretando con maestría todo tipo de géneros musicales y llenando de alegría la noche.
Luego de las emotivas palabras de las amigas de la infancia de las novia que conmovieron a la concurrencia hasta las lágrimas, el tiempo de juego con los invitados y las fotografías con chispitas mariposa, los invitados partirían llevando de recuerdo una tabla de queso en bambú con los nombres de los novios impresos junto con la frase ‘Happily Ever After’, quesos artesanos siete cueros de Villavicencio y chocolates alemanes de color naranja.
La gente de esta época dice no querer escuchar acerca de castillos, principes y princesas, insisten en que es mejor no difundir esas ideas por considerarlas poco realistas. Pero Paolita & Jaron demuestran que no es así necesariamente que la gente sí se cruza en momentos inesperados, como una fiesta a la que no querías ir; sí se decide por otra persona a pesar de la distancia, sí se casa en un castillo rodeada de amigos y sí tiene finales felices como el que describe Paola: “La princesa y el príncipe celebraron su amor en un castillo de cuento y fueron felices por siempre”.
Ceremonia civil y recepción: Castillo del Mono Osorio | Invitaciones: Oxe Graphics | Vestido de la novia: Mori Lee Bridal Colombia | Zapatos de la novia: Ricardo Moreno | Ramo de la novia: Floria Express | Zapatos del novio: Manfield | Argollas: Joyería Edra | Decoración y catering de la recepción: La internacional | Fotografía: Andrés Torres | Cupcakes: Dulces Deseos | Crepes: Choices | Celebración: Restaurante Tramonti | Música: Zingaro Producciones |
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