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Matrimonios

No quiero tener hijos: los argumentos para comprender más y juzgar menos

¿Qué piensan aquellos que no quieren tener hijos? ¿Por qué es tan difícil de aceptar para la sociedad? Te contamos por qué merecen ser comprendidos ante la decisión de no procrear.

pareja sentada frente al mar que se toca una mano

pareja sentada frente al mar que se toca una mano

Si bien creemos que nuestras determinaciones de vida deben ser respetadas, la decisión de no tener hijos sigue siendo polémica y, sobre todo, difícil de aceptar para los miembros de la familia… Incomprendidos, subestimados, presionados y a veces juzgados… Así se describen muchas personas cuando expresan este deseo a su pareja, su familia u otras personas que no comparten su postura.

Resulta delicado que muchos no revelan este asunto a sus padres, quienes se llenan de ilusiones esperando conocer nietos, y dan por sentado que esto sucederá algún día. Así mismo, saben que dar a conocer la decisión opuesta podría causar inmensa tristeza y hasta decepción; esto genera a veces una gran presión o dificultades en la vida matrimonial y familiar de los recién casados.

madre de la novia e invitada que ayudan a la novia a vestirse

Partiendo de estos hechos, se hace necesario que las familias sepan lo que pasa en la mente de muchos novios o esposos, y por qué toman este rumbo en sus vidas. Te contamos cuáles son los argumentos más relevantes de estas parejas, y cómo comprenderlos mejor.

1. Es una decisión de vida, no una etapa de la vida

Se tiene la perspectiva cultural de que tener hijos es una etapa de la vida, como la infancia o la pubertad y la vejez. Por tanto, esto ha determinado o supuesto que todos pasan o deben pasar por esa misma etapa. No obstante, hay personas no comparten esta perspectiva cultural como una etapa, sino como una decisión de vida que pueden elegir, tomar o no. 

pareja con un niño pequeño

2. No me siento identificada(o)

Si bien la mayoría de las personas crecen con la ilusión de tener niños y vivir la maravillosa magia de la crianza y el inmutable amor maternal, otros sencillamente no se sienten identificados con esta forma de vida para su propia felicidad. En ocasiones, la gente culpa a estos jóvenes o adultos de inmaduros al tener este punto de vista, lo cual genera malestar en su sentido de autodeterminación y autoconfianza. 

mujer con abrigo y bufanda que se toca el pelo

3. No es la única misión por la que venimos al mundo

Muchas personas están de acuerdo con la idea popular generalizada que afirma que si una mujer no tiene hijos, no es mujer. Esto supondría que ellas no tienen ninguna otra misión más importante en la vida que procrear y, claramente, no comparten dicha premisa.

Si bien el hecho de dar vida es una experiencia única y trascendental para la mujer y su pareja, no podemos negar que otras misiones como realizar grandes aportes a la ciencia o las artes, ocupar cargos estatales, liderar cambios positivos o simplemente llevar a cabo los más altos y anhelados propósitos, también es algo que vale la pena realizar.

mano de mujer que escribe en un cuaderno con delante un mapa

4. La maternidad es una extensión de la feminidad, no su definición

Aunque estemos de acuerdo en que la maternidad no es sinónimo de feminidad, hay quienes piensan que una mujer no es mujer si no es mamá…  Por este motivo, en ocasiones las que no han tenido hijos o no piensan tenerlos, se sienten subestimadas en su feminidad y en su sentido de ser mujer.

Quienes no quieren ser madres, imaginan la hermosa experiencia que puede llegar a ser; sin embargo, encuentran su completa plenitud, concentrándose de lleno en sus metas, proyectos, sueños y pasiones. Sienten y, probablemente, contemplan una misión por delante que las llena y que, al llevarla a cabo, las hace felices. Por lo tanto, no se ven a sí mismas en una misión diferente como la maternidad y la crianza

novias y niños que entran a la ceremonia nupcial

5. Es el sueño de muchas personas, pero no es el mío

A estos jóvenes y adultos de diferentes edades, con frecuencia les dan respuestas como: “cambiarás de opinión…”, “eso llega con la edad”, “eso es egoísta…”

Consecuentemente, las afirmaciones les generan sentimientos de confusión hacia sus metas de vida y a suponer que algo está mal con su ser. Se sienten perdidos, y en ocasiones se ven obligados por la presión social a decir que sí quieren tenerlos, cuando en verdad no es así.

pareja sentada a una mesa que se besa

La realidad, es que estos hombres y mujeres en la mayoría de los casos no se auto-priorizan para desistir de la maternidad o paternidad. Por el contrario, tienen otras razones mucho más desinteresadas que exponemos a continuación.

6. Las razones más difíciles de explicar

Paralelamente, estas parejas o individuos tienen fuertes puntos de vista frente a este tema: por ejemplo, contemplan el riesgo a transmitir enfermedades hereditarias o a perder la vida por tener que suspender alguna medicación necesaria durante el embarazo, en el caso de las mujeres. Es común también su preocupación por la sobrepoblación y, sobre todo, el acceso a los recursos suficientes para darle al hijo lo que necesita… “Hacer humanos, no debería ser jugar a la ruleta”, afirmó Christen Reighter, una estadounidense que pasó por difíciles procesos antes de poder desconectarse debido a su decisión de no tener hijos.

En otras palabras, estos hombres y mujeres ven en la crianza no solo como una gran responsabilidad, sino como una experiencia que debería planearse y desearse desde el corazón. De hecho, muchas de estas parejas contemplan la adopción en un momento dado de la vida: “No necesito de la biología para formar una familia”, añadió Reighter. 

pareja con un hijo recién nacido

Qué hacer…

Estamos de acuerdo en que el valor de un ser humano no debería ser evaluado por si se tiene un hijo o no, pues su existencia se convertiría en un simple medio para un fin. Es elección de cada uno abrazar o no la maternidad o paternidad, ya que ésta no determina la dignidad o la adultez de las personas.

mujer que escucha a su pareja tocar la guitarra

Es importante entonces ser tolerantes y comprensivos, para que los novios o esposos que toman esta decisión puedan desarrollar su matrimonio de la forma más conveniente que ellos consideren. No olvidemos que también son seres humanos con la plena libertad de ser felices a su manera y de escoger, sin presiones, los rumbos de su existencia.

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