Esta es la boda de Sandra y Diego. Ellos se conocieron hace 6 años, cuando trabajaban en la misma empresa aunque en diferentes departamentos. Todo comenzó cuando comenzaron a saludarse en el pasillo, llevándolos a salir y luego de un mes de estar saliendo, decidieron cuadrarse.
Durante su relación hubo varios momentos en los que conversaban acerca del matrimonio, por lo que la decisión de casarse fue de común acuerdo, pero Diego quería hacer algo especial para Sandra como símbolo del compromiso, así que le compró unos aretes y un collar elaborados en piedras de Swarovski en una casa de diseño en New York, dos meses antes de la boda, los cuales ella usó el día del matrimonio.
Pero para no dañarte esta bonita historia de amor y que la puedas sentir y vivir junto a ellos, qué mejor que ellos mismos nos cuenten cómo fue ese día tan importante de sus vidas.
“Somos Diego y Sandra, diseñadores gráficos y trabajamos en agencias de publicidad como creativos. Llevábamos 6 años de novios y decidimos unir nuestras vidas, así que empezamos a imaginarnos cómo podría ser nuestra boda. A partir de ese momento, empezamos nuestro camino que nos llevaría al día más importante de nuestras vidas. Todo este proceso fue en tiempo récord, en 3 meses logramos armar nuestra boda, y fue así:
Teníamos claro que no queríamos una boda costosa y acartonada, que ni nosotros mismos ni los invitados estuviéramos incómodos en ropa muy elegante, entonces decidimos hacer algo más sencillo, más informal, al aire libre y aprovechando la luz del día, una boda hippie/vintage.
Empezamos a buscar wedding planner y eran muy costosos, o no tenían disponibilidad para la fecha o simplemente no contestaban, así que el estrés comenzó a aumentar, hasta que encontramos al fin a Nohora Ángel, que con una amplia experiencia en bodas, nos ayudó a planear todo. Nos asesoró al momento de escoger la decoración acorde al estilo hippie/vintage.
Empezamos a mirar nuestros trajes, a nivel comercial, pero eran estilos muy comunes para la temática que queríamos. Buscamos en internet muchas referencias y estilos, y con la ayuda de doña Rosita (mamá de Sandra) y Jenny (hermana de Sandra) comenzamos a diseñar el vestido de la novia. El traje para el novio, aunque basado también en referencias de internet, fue más fácil de conseguir un estilo informal pero con un toque vintage personalizado.
Lo más importante que quedaba por encontrar era el fotógrafo para la boda, pues no queríamos las fotos normales de bodas que siempre veíamos. Queríamos un fotógrafo acorde a la temática de la boda, y que tuviera un toque artístico, que le diera vida a cada una de las fotos que tomará.
Nohora Ángel nos recomendó a Mauro Erazo. Enseguida lo contactamos par ver su portafolio y su trabajo. Eso fue amor a primera vista. Cuando tuvimos la primera entrevista con él, nos describió su estilo, su forma de trabajo, y fue en ese momento que supimos que habíamos encontrado el fotógrafo perfecto para nuestra boda.
Por último, faltaban las invitaciones, y aprovechando nuestro talento como creativos, empezamos a trabajar en ello. Redactamos los textos, ilustramos las invitaciones, las mandamos imprimir, las doblamos, las armamos, les hicimos los acabados finales, las marcamos a mano y las repartimos a todos los que queríamos que compartieran este maravilloso momento único en nuestras vidas.
Ya faltaban como tres semanas para la ceremonia, y tuvimos nuestra primera sesión de fotos, aunque sabíamos lo que era una sesión de fotos, ya que trabajamos en una industria que tiene mucha demanda de producción de fotografía publicitaria, era muy diferente estar delante de la cámara. Estábamos un poco nerviosos, pero la idea era conocernos con el fotógrafo, y hacernos amigos de su lente. Al principio fue extraño, pero después entramos en confianza y la pasamos muy bien. Fue una tarde muy divertida y productiva. ¡Las fotos quedaron geniales!
El día de la ceremonia, era lógico que los nervios nos dominaran, era el día más importante de nuestras vidas. Aunque estábamos inundados de muchos sentimientos encontrados, estábamos a la expectativa de Mauro, aunque nosotros ya habíamos estado delante de la cámara, nuestros invitados probablemente no lo sabían. Pero afortunadamente, cada foto que se tomaba contaba una situación, mostraba un momento especial, y al final, cuando uníamos todas esas fotos, teníamos nuestro cuento de hadas, narrado a través de imágenes que para nosotros era arte.
Fue un día maravilloso e inolvidable. Ahora nos faltaba la sesión de fotos de post boda, nos demoramos un poco en seleccionar el sitio perfecto, y finalmente escogimos Fúquene, un pueblo pequeño situado en una montaña de Cundinamarca.
Pero la idea era hacer la sesión de fotos más arriba de esa montaña, donde la luz y la locación fueran perfectas. A estas alturas, estábamos dispuestos a hacer todo lo que Mauro nos dijera, nuestra confianza estaba plenamente depositada en su talento. Aguantamos frío, madrugamos mucho, caminamos bastante, pero teníamos la seguridad de que las fotos serían todo un éxito, y así fue.
Fuimos trend-topic en Facebook dentro de nuestro círculo de amigos y familia, durante casi una semana, desde que publicamos las fotos de Mauro en un álbum que armamos de nuestra boda. Así mismo, debíamos escoger 100 fotos para el álbum físico que estaba dentro del paquete del fotógrafo. Fue muy difícil porque todas las fotos eran únicas y hermosas, nos demoramos como 2 semanas en escogerlas todas.”
Su boda se realizó el 2 de agosto de 2015, en el Centro Don Bosco de la ciudad de Bogotá, donde realizaron tanto la ceremonia como la recepción, ya que es un lugar muy especial para los novios pues Diego es egresado de este colegio. Felicitaciones por este matrimonio tan innovador y con tantos detalles únicos que hicieron de su boda un verdadero evento totalmente suyo y gracias por inspirar a otros novios para que no tengan miedo de salir de lo tradicional y celebrar este día tan especial con ese sello especial que cada pareja le puede imprimir. ¡Felicidades!
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