Ángela y Diego entraron a estudiar el mismo año a la Universidad de Santander, donde justo una de sus mejores amigas del colegio Natalia, tomaba una clase junto a él (Geometría descriptiva), así que un día los presentó. Así sin saberlo como Ángela lo dice, el conocerse dio paso a “una relación en la que literalmente maduramos juntos y vimos pasar muchas historias; pero lo más importante es que con el tiempo, descubrimos en el otro la persona con quien estábamos seguros de querer construir una familia, y eso lo vale todo”.
Así pasaron nueve años en los que construyeron una relación que llevó a Diego a planear una escapada con la excusa de celebrar la compra del apartamento donde por fin vivirían juntos, al mejor hotel de Girardot, Hotel Unión el que con su estilo colonial lleva el romanticismo a flor de piel.
Él planeó una cena en la terraza de la mejor suite del lugar, la vista a la piscina dio pie para que ante la sorprendida Ángela, aparecieran interpretando en vivo una canción que a ella le recordaba el romanticismo de su padre y así junto a una botella de su vino favorito un Cabernet Sauvignon, su compañero de vida por fin le pidiera el SÍ para siempre, sellando la promesa con un anillo fundido y tallado especialmente para ella.
Luego de todos los preparativos y toda la espera, el día soñado llegó. En la Mesa de los Santos, un lugar en el que esta pareja ha compartido momentos maravillosos, La Hacienda el Roble rodeada por su majestuosa e imponente vegetación y conocida por su café tipo exportación, se preparaba para recibir a los novios con una boda al estilo “rustic greenery” donde la naturaleza sería la protagonista, con el contraste entre la madera y los matices de color que le aportarían unas rosas blancas, boca de dragón, gipsophila y cartuchos, sumado a los objetos “unique” como unas cálidas lámparas elaboradas en palos café por artesanos de la región.
Así mismo, la ceremonia se celebró en la Iglesia Nuestra Señora de las Granjas recién remodelada, justo al lado de la hacienda, donde Diego esperaba a su preciosa novia con un traje verde oliva que encajaba a la perfección con el estilo greenery de la boda.
Por su parte, Ángela llegó en un clásico Jeep Safari, Land Rover, del que descendió para luego emprender su camino hacia al altar con sus ocho pajecitos y un hermoso vestido en encaje de espalda descubierta importado, que fue ajustado por las mágicas manos de Luz Aurora Guerrero Zamora en Pronovias; los zapatos en cuero texturado diseñados por Beatriz de Vargas (B&V), un precioso bouquet realizado por Celestia Deco y resaltando su belleza natural, gracias al maquillaje de Jhon Rodríguez .
Mientras la ceremonia transcurría, el padre le hablaba a la familia equivocada, situación que fue bastante divertida, pues finalmente ya serían una sola familia. Al finalizar la ceremonia su lazo de amor se firmó con un par de hermosos anillos en oro amarillo y blanco diseñados exclusivamente para la pareja por Marvant Joyeros. Dándole paso al tan anhelado beso y al inicio de la celebración.
Por supuesto la ceremonia debía darle a los invitados una bienvenida con una de las tendencias más in cuando hablamos de catering; así que al llegar a la recepción, los invitados se encontraban con estaciones de pasabocas típicos de la región, como arepa santandereana, mini obleas de florida blanca, cuajada con melado, queso con bocadillo, y más, acompañados de limonada natural y bebidas a base de café servidas en el Granero con una máquina italiana, Victoria Arduino.
Luego al llegar el momento de la cena, los comensales disfrutaron de un plato tradicional preparado con la técnica slow food, utilizada desde hace más de 40 años por La Hacienda el Roble. El plato “Cardenal Pimiento” con una combinación de lomito a las finas hierbas, pechuga a la brasa en salsa de la casa, yuca frita, mazorca, ensalada gourmet y chimichurri, fue el gran protagonista de la noche en materia gastronómica, amenizado por el canto de Julián uno de los hermanos de Ángela, y con el acompañamiento del Grupo Elite.
Por su parte Homecakes se lució con un ponqué decorado desde el piso hasta el techo, en el cual se mezclaron sabores de ingredientes variados como zanahoria, piña, canela con crema de vainilla y queso. Una delicia para el paladar de los invitados que después disfrutaron tragos de whisky para los mayores y cocteles de distintos tipos para los más jóvenes, así como shots y tragos largos. Esto fue el abrebocas que dio paso al baile de los novios, quienes escogieron la canción “Aguacero” del cantante Altafulla, que con un toque romántico pero tropical fue interpretada por Fher, quien dirigió la orquesta.
Después de bailar y disfrutar toda la noche llegó el momento de la hora loca con el Grupo Élite donde tenían preparados unos accesorios tipo charlestón, diseñados y hechos en su mayoría por Ángela, quien consideró encajarían perfecto con el lugar, y acertó. Al terminarse la fiesta los invitados se despidieron con un delicioso caldo santandereano y Ángela y Diego reconocieron que “valió la pena la espera por un día tan perfecto, pedir más sería pecado”.
Lugar pedida de mano: Hotel Unión| Lugar de la boda: La Hacienda el Roble | lugar ceremonia: Iglesia Nuestra Señora de las Granjas | Arreglos vestido novia: Pronovias | Zapatos novia: Beatriz de Vargas (B&V) | Bouquet: Celestia Deco | Maquillaje: Jhon Rodríguez | Argollas: Marvant Joyeros | Orquesta y hora loca: Grupo Élite | Ponqué: Homecakes | Fotografía: La vida mía
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