Tienes una invitación a una boda, ahí, al lado de la cama, sobre la mesa de noche. ¿Qué deberías hacer? No estamos hablando de un cumpleaños y lo sabes. Es un evento que solo tiene una primera vez, que está cargado de significado para los novios y por el que muchas amigas van a pelear con la novia que no las invitó. Pero tú todavía te estás preguntando, (y casi a manera de reclamo al destino), por qué te dieron la invitación a ti. Estas 6 preguntas te van a ayudar a tomar una decisión y ojalá todavía estés antes de la fecha de confirmación. Y si no es así, todavía no es tarde.
Conoce más sobre “Christian Goenaga Wedding Photographer” 1. ¿Cuándo fue la última vez que se vieron?
En persona. No se vale el like de la foto del compromiso ni que se hayan chateado porque estás ayudando a un familiar tuyo a buscar trabajo y pensaste que tal vez la respuesta estaba en este contacto. Las que fueron grandes amistades, está bien que lo hayan sido en el pasado. La vida cambia, da giros, separa viejos amigos y trae nuevos, y eso está bien, es lo más normal del mundo. Si no se han visto ni una vez en el último año, es posible que la invitación sea más por compromiso con ese pasado bonito, que por un deseo real y eso se va a ver reflejado en la forma de relacionarse el día de la boda. Si el tiempo ha pasado tanto que todo cambió, es mejor dejarlo que siga pasando.
2. ¿Para esa persona habría invitación a tu boda?
Porque si no, deberías pensar mucho si sería correcto asistir a su celebración. El simple hecho de que hayas dudado si esa persona debería o no asistir a tu boda, ya dice mucho. Cuando esa inseguridad aparece, es muy probable que no vayas a extrañar en lo absoluto haber asistido a la suya. Ahora, si esa persona asistió a tu boda, entonces podría resultar un gesto de mala educación el hecho de que tú no le acompañes en la suya. Y si no asistió, pues ahí ya tienes la respuesta.
3. Además de los novios, ¿a quién conoces?
Quien escribe estuvo alguna vez en una boda en la que no conocía sino a los novios. La ceremonia era ortodoxa y en una pequeña capilla, en un despoblado: dos horas de las que recuerdo, principalmente, el frío. Luego vino la celebración. En mi mesa estaban una mamá con su hijo, un joven emprendedor con su novia y una abuela aburrida. No nos conocíamos, así que luego estábamos en ese trabajo de romper el hielo y luego de haberlo roto, en el de saber de qué hablar. Al fin el muchacho empezó a vendernos el producto de su emprendimiento… Primero por eso, porque te vas a aburrir. Pero en segundo lugar, si no conoces a nadie, es porque la vida ya ha dado muchas vueltas: !ya ni siquiera tienen amigos en común! Tal vez no deberías estar ahí.
4. ¿Qué dice el bolsillo?
¿Sabes quién dice: “Voy a ir a la boda y no voy a llevar ningún regalo o llevaré un regalito cualquiera”? Nadie, jamás. Si algo sucede en una boda es que haces inversiones: medias, vestido, zapatos, maquillaje, estilista… Y hasta ahora solo vamos en ti, pero el transporte también cuesta y sin decir nada del regalo o el sobre. Todos sabemos que hay gente por la que haríamos el gasto, cualquiera que fuera. Pero hay otros que, por más buena voluntad que tengamos, simplemente no se lo merecen. Así que, invertir para una larga tarde preguntándote: “¿Yo para qué me vine a esta boda?”, mejor no.
5. ¿Sería doloroso no haber estado?
Te has enterado, ya sea por Facebook o en alguna conversación de que ese amigo del colegio o tu compañera de la universidad se casaron y te alegraste… y ya. Vivieron buenos momentos en otra época, pero eso se quedó en esa época y tú lo sabes. No te duele porque simplemente no tiene por qué dolerte y eso no necesita más explicaciones. Ahora haz el ejercicio con la imaginación: si pasara lo mismo con quien te está invitando, ¿qué te sucedería por dentro? Si la respuesta es que pasaría lo mismo, pues ahí tienes una buena pista.
6. ¿Y si se fuera muy lejos?
Todos hemos tenido esa sensación de alegría y tristeza al mismo tiempo: “¡Qué bueno que se vaya para Australia, se lo merece!, pero me va a hacer falta”, si esa frase describe la sensación que tienes cuando piensas en la idea de que se va: a preparar vestido y horarios. Pero si en lugar de eso es una sencilla alegría o peor, una ‘cochina envidia’ (todos la hemos sentido alguna vez, no hay problema con eso), pues es mejor que le dejes pasar tiempo con la gente a la que sí le importa mucho. Eso es más sensato y hasta un mejor regalo para ese día tan importante.
¿Ya tomaste tu decisión? Si dices mucho que no es probable que sí quieras ir, no te hagas de rogar contigo misma. Si lo que te preocupa es qué van a pensar o cómo se van a sentir… bueno, ese día van a estar tan felices que no van a pensar ni van a sentir nada y es muy bonito ese gesto de ser genuina. ¿Escuchaste ese dicho de tía loca de la familia que dice que “uno se hace el ambiente”? Bueno, si ves que es imposible construirte un buen momento y aportar al de ellos, no tienes ningún motivo por el cual obligarte a unas horas difíciles.
Si ya te decidiste por ir, no seas uno de estos personajes y te puede interesar ver como las faldas y los vestidos con pareo se han convertido en tendencia en vestidos de invitadas. En nuestra guía de proveedores encontrarás las mejores tiendas para conseguir vestidos de fiesta y por supuesto, si estás organizando tu boda, ¡el vestido para tu gran día!
Selecciona a los proveedores que quieres contactar
Entérate antes que nadie de lo último en tendecias para bodas
Suscríbete a nuestra newsletter
Escribir un comentario