Un día tienes la fortuna de encontrar un nuevo trabajo, pero imaginar que allí encontrarías al amor de tu vida? Es difícil saber dónde y cuándo esa persona llegará, pero así comienza la historia de Vivi y Javi. Quienes 5 años atrás comenzaron a trabajar en el mismo lugar, volviéndose tan amigos que Javier solía contarle a ella sobre otras mujeres y cosas de ese estilo.
Para darse cuenta de que él era el amor de su vida, Vivi solo necesitó ver que a su lado era feliz, que quería hacer cada cosa de su vida junto a él y que aún así sentía que era demasiado corta para todo lo que quería disfrutar junto a él. Por otro lado, Javier lo supo cuando se dio cuenta de que verla reír por cada chiste que él decía lo emocionaba, así como cuando afirmó que era la mujer perfecta, luego de pedirle cuidar a un perrito, que se volvería un gran amor para ella.
Tiempo después en la ciudad de Cali, Javier preparaba una sorpresa para Viviana. Él queriendo demostrarle cúanto la amaba y buscando el gran “Si”, durante tres meses grabó a cada conocido y familiar diciéndoles “le voy a decir a Viviana que se case conmigo, ¿contaríamos con tu bendición?” recopilando cada respuesta en un video y dejando para el gran final a las personas más importantes: sus padres y los de ellas, así como sus hermanos y los amigos más cercanos de él. Al estar terminado, junto con un anillo muy especial hecho por Juan Manuel Medina Javier estaba listo para hacerle la pregunta a su novia.
Para Vivi esta fue la mejor sorpresa de su vida, pues no lo esperaba, aunque Javi suele darle las mejores sorpresas. Ella amó el video cuando lo vio, y más al saber que él se había tomado el trabajo de contactar a cada una de las personas que hacían parte de su “plan macabro” como ella misma lo dice, y con el que Javier consiguió un sí, que los llevaría el 9 de septiembre de este año al altar.
Cuando llegó el día, Doce bodas tenía todo listo para que esta pareja llegara al altar. Vivi con un hermoso maquillaje y peinado creado por Olga Turrini, se vistió con un vestido de Sposa Mía de cuello en V champagne y Rose gold, de espalda descubierta, cubierto con brillantes y piedras en el torso, para continuar en una falda de tul que le daba un suave movimiento al andar.
Acompañó su vestido con un velo bordeado de encaje que caía por su espalda hasta llegar al suelo, aretes Rose gold con brillantes en forma de hojas de Florina, unos zapatos hechos por Margarita Torres de un color similar al vestido, con tacón grueso y con cintas que le daban un toque muy delicado. Para finalizar el conjunto, el ramo que Doce bodas se hizo con diferentes tonos verdes oscuros, eucalipto, hojas de helecho verdes, flores blancas y vinotinto, lo que le dio un sello único y romántico.
Se veía tan hermosa, que Javier con su traje alejado de lo convencional: pantalón gris, chaleco de una combinación sutil de colores, blazer azul, y corbatín vinotinto, diseñado por su amigo Mario Cardona, acompañado por unos zapatos color miel de Vélez. No pudo contener sus lágrimas al verla caminar hacia el altar, agradecido por sentirse el hombre más feliz del mundo, mientras ella solo pensaba en lo mucho que amaba al que se convertiría en su futuro esposo.
Durante la ceremonia los votos fueron los protagonistas, pues Javier logró que hasta los fotógrafos lloraran, con la “Carta de un esposo a una esposa en algún lugar de una línea de tiempo”, donde comenzaba con algo así “Amada esposa, ¿han pasado cuantos años ya? ¿60, 65? No lo recuerdo ya, discúlpame, pero no lo recuerdo no por falta de emoción y felicidad por el día en que hicimos nuestra vida juntos, sino por que como dicen por ahí los años no llegan solos” firmada por un anciano llamado Javier Ducuara.
Por su lado, Viviana habló desde el corazón así: “Amor, hoy quiero que sepas que a tu lado entendí lo que significa darse por completo desde el corazón, aprendí que amar implica tirarse al vacío, confiar en la vida y el alma…” y para terminar selló sus votos con esta frase “prometo hoy que serás mi amor eterno”.
Al terminar la ceremonia ya todo estaba listo para continuar la celebración donde Doce bodas los esperaba con todo lo que habían soñado e incluso mejor en la decoración: tonalidades verdes, detalles de eucalipto, helechos y toques blancos con vinotinto.
La celebración comenzó con un brindis a la luz del atardecer, para continuar con una cena donde la entrada fue teja de pan crocante con aceite de oliva, pimientos asados, reducción balsámica, jamón serrano, cebollas blancas, albahaca fresca, berenjena y trozos de parmesano. Luego para el plato fuerte una suprema de pollo rellana de queso mozzarella, tomates maduros y albahaca en su piel crocante, bañada con pesto de la casa, acompañado de croquetas de risotto y vegetales asados. Terminando con sus favoritos, brownies de A&A de todos los sabores como postre.
Luego vino el primer baile, donde por 30 segundos los invitados disfrutaron de un vals, para luego ser testigos del amor de ellos dos bailando “La tierra del olvido” de Carlos vives y aquí la fiesta comenzó. Viviana se colocó sus tenis Adidas blancos con punta metálica rose gold y Javier, en color azul, con los cuales pudieron disfrutar toda la noche bailando con Chalmy batz el grupo de Champeta en la tarima e incluso hasta confundir el vodka con agua.
Al final ambos hubieran querido que durara un poco más, pero todo tiene un final, así tanto ellos como sus invitados pudieron llevarse todas las fotos tomadas durante el evento con un photo booth que Doce bodas tenía como sorpresa.
Planificación y catering: Doce bodas| Vestido de la novia: Sposa Mía| Maquillaje y peinado de la novia: Olga Turrini| Accesorios novia: Florina| Zapatos novia: Margarita Torres y Adidas | Vestido novio: Mario Cardona| Zapatos novio: Veléz y Adidas| Hora loca: Chalmy batz| Fotografía: One love photojournalism
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