David Navarro completa casi veinticinco años de trabajo permanente tras las cámaras, una carrera que arrancó con el primer beso que se dio con una chica y que no solo despertó sus instintos hormonales, sino que le enseñó que la fotografía era su mejor arma para seducir. De hecho, ese hálito sentimental y perceptivo se transmite con mucha facilidad al observar uno cualquiera de sus trabajos y detenerse en la mirada que desnuda el interior de sus modelos, en todas ellas, retratado el deseo y el placer voyerista de poder ser observadas y deseadas.
Excelente trabajo, muy lindas las fotos.