‘Mami, ¿nos podemos ir al sol de nuevo?’, pregunta Junior. Casi puedo verlo con su poderosa inocencia y su tranquilizadora sonrisa. Nata le responde que no, que ya fue mucho sol por hoy. Si la inteligencia de Junior es sorprendente, más lo es su capacidad de manifestar la bondad: ‘¡Ay mami, -le responde a Nata-, es que yo quiero ser más negrito… ¡Así como mi papi!’. ¿Sabías que si eres católica y tu pareja de otra religión, pueden casarse?
Sí, a Junior le parece una idea genial y aunque no puedas creerlo, hay muchos para los que la misma resulta insoportable. Nata ha tenido que lidiar con todo tipo de comentarios agresivos y malintencionados al respecto: ‘¿Y es que el papá es negro?’, ‘¿en serio tu esposo es negro?’, ‘¿por qué esos niños tan negros?’ o ‘no le digas negro al niño, pobrecito’… Son solo algunos de los apuntes que ha tenido que soportar.
Cuando le dije a Nata que no podía creer que la situación fuera tan difícil, me respondió que hasta que no lo vivías en carne propia, no lo notabas. Pero la realidad es que así sucede: una reciente encuesta de cultura ciudadana de Corpovisionarios reflejó que 2 de cada 100 personas en Colombia no quisieran tener que vivir al lado de alguien con un color de piel diferente. Con la cifra de personas que eso suma, se podría llenar la ciudad de Cartagena. Pero el amor es más fuerte.
Loving era el apellido del primer hombre blanco que se casó con una mujer negra. Como era la costumbre de la época, él y su esposa Mildred llevaron ese apellido desafiando la ley de Integridad Racial. Al ser marido y mujer, estaban por fuera de la ley, por eso se les sentenció a un año de prisión. La única alternativa para evitarlo era que dejaran de vivir en el estado de Virginia por 25 años. Conoce las 10 mejores tiendas de vestidos de novia en Bogotá.
Cansados de tener que sufrir la discriminación de gente de una ciudad diferente a aquella en la que habían vivido y de extrañar a su familia, decidieron enfrentarse a la ley. Así fue como un doce de junio de 1967, el caso ‘Loving vs. Virginia’ daba por vencedores a los que se dejaron guiar por el amor y abolía la Ley de Integridad Racial, dejando en libertad para vivir su matrimonio a muchas otras mismas parejas en su misma situación.
El ejemplo de esta pareja persiste vigente a través del tiempo y podemos observarlo a nuestro alrededor, a través del exquisito lente de Diego Alzate aquí en Colombia o en una de las cortas pero contundentes películas de Columpio de Vuelo, en la que presentan la unión de una boliviana y un taiwanés. Y esto es porque el amor no tiene barreras y no se deja limitar.
Zankyou quiere saludar hoy, en el día contra la discriminación racial, a todas aquellas parejas que han decidido que su amor es mucho más fuerte que sus diferencias. Todos los que han optado por no dejarse guiar por lo que sus ojos puedan captar sino vivir a plenitud en la realidad a la que el corazón los guíe. La decisión de conformarse como familia, es tal vez el más agresivo acto contra la discriminación que se puede llevar a cabo. Gracias.
Nata admite su preocupación por la posibilidad de que sus hijos puedan sufrir este problema, pero no está dispuesta a esperar que simplemente suceda, como artista toca el tema en gran parte de su producción y como mamá educa a sus hijos en una actitud firme pero tolerante hacia aquellos que aún no asumen que somos diferentes. La invitación está extendida para que participes en la tarea de construir un mundo en el que ser tan negro como papá no resulte una idea escandalosa para nadie. Y bueno, si ya están a puertas del matrimonio, saben que cuentan con Zankyou para el inicio de esta nueva historia. ¿Ya tienen, por ejemplo, wedding planner?
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