Antioquia es un nombre que instantáneamente relacionamos con la palabra belleza. Si no estamos haciendo referencia a la diversidad de su geografía, ampliamente diversa, seguramente estamos hablando de sus mujeres. Esos dos elementos tienen la fuerza para capturar la atención de cualquier extranjero. A Alex le sucedió así cuando conoció a Carolin: un amigo de la universidad los presentó.
Este mismo departamento aportaría de su belleza para que el amor creciera y uno de sus pueblos más reconocidos sería escenario para un momento decisivo en esta historia de amor: alguna tarde, mientras miraban a las hermosas montañas de Marinila, él simplemente se arrodilló y luego de unas palabras hermosas, le hizo la pregunta definitiva.
El segundo ‘Sí’ sería atestiguado por las montañas que rodean al Valle de Aburrá. El 09 de enero de 2016, en el salón de eventos Casa de Sabaneta, ubicado en el municipio de Sabaneta; Alex y Carolin organizarían una celebración campestre, casual y llena de elementos propios de la cultura colombiana.
Alejandro, diseñador de Alado, se haría cargo del traje de la novia: Carolin vestiría una creación que resaltaba la sencillez y se acomodaba al tono de la boda, de seda, no muy apretado pero que dejaba ver la silueta, con espalda abierta y con encaje. Los tacones dorados con tocado de flores azules de la misma marca le prestaban un toque de elegancia al traje. El ramo de flores silvestres, obra de Melina Rojas, se acompañaría del rostro alegre de Carolin, maquillado con destreza y sutileza por Natalia Tamayo.
A la chaqueta beige diseñada a la medida para Alex en Australia, él le sumaría un pantalón azul de Top Shop y una camisa blanca de Arturo Calle. Los zapatos escogidos serían de color café, una sofisticada creación de RM Williams. Unas florecillas silvestres en su solapa y una sonrisa en su rostro serían el detalle que le diera sello a su sobrio porte.
Luego de una ceremonia civil bajo una carpa en la que los emotivos discursos de amor harían llorar a todos los invitados, los dos salieron entre un pasillo de pétalos de rosas y variadas flores, obra de la misma diseñadora del ramo de la novia, hacia el lugar en que se llevaría a cabo la celebración dentro de la misma casa, todo finamente orquestado por Manuela Meza (La Roja Perdiz), quién se encargó de organizar esta boda. Los acompañaría un grupo de ‘flauta de millo’, que empezaría así a despertar la actitud de fiesta trayendo a la memoria los sonidos de la música propia del atlántico colombiano.
La cena se llevaría a cabo bajo un techo de luces ubicado en otro sector de la casa. La fantástica decoración correría por cuenta de Selecta Eventos, a su vez encargados del catering y por la misma diseñadora del ramo. Los invitados encontrarían como centro de mesa una cajita de madera con flores nativas colombianas, el camino de mesa sería en costal y todo estaría sobre manteles blancos. Una decoración muy colombiana, exquisita e impecable.
Además de los elementos decorativos, los invitados encontrarían allí mismo los recordatorios: una botellita de vidrio con una tapa de corcho que contenía café colombiano y una copa de aguardiente en peltre (también conocidas como bacinillas). En combinación con los elementos de la decoración, lucían de maravilla.
La cena también tendría el toque nacional: las entradas y canapés fueron propios de la comida tradicional colombiana. Luego vendría un asado en carbón acompañado de una ensalada de jamón serrano y queso azul, lo que resultaría el plato principal. Para el final de la noche, los invitados se deleitarían en la particularidad de un asado llanero. Sin lugar a dudas, una apuesta interesante en cuánto a lo ofrecido a los invitados.
Diana Zuleta, quien definitivamente ha sabido relatarnos mucho mejor esta historia con esas fotografías tan detalladas y emocionantes, registró acertadamente con su cámara el momento del inicio de la celebración: los novios bailarían ‘Volví a nacer’ de Carlos Vives, bajo la mirada cómplice y celebrante de sus amigos. Así se daría inicio a una muy buena fiesta y eso es algo muy colombiano.
No tuvieron hora loca. No hacía falta. Los invitados disfrutaron de principio a fin y Carolin nos contó que ‘eran tan rumberos, no pararon’. Por eso, ella misma resumió su boda de esta manera: ‘rumba y muy buena comida’. Esos dos elementos, los paisajes de Antioquia y la hospitalidad de sus gentes, me hacen pensar en Colombia y desear tener una boda así: una boda colombiana.
La boda se realizó en: Casa de Sabaneta | Vestido y zapatos de la novia: Alado | Ramo de la novia y decoración floral: Melina Rojas | Peinado y maquillaje de la novia: Natalia Tamayo | Pantalón del novio: Top Shop | Camisa del novio: Arturo Calle | Zapatos del novio: RM Williams | Wedding planner: La Roja Perdiz | Catering: Selecta Eventos | Fotografía: D Zuleta Wedding Photography
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