Somos un equipo de 4 fotógrafos de matrimonios. Cazadores profesionales de momentos bonitos y reales. Terapeutas ocasionales de novias nerviosas y novios tímidos.
La fotografía es un testigo. Es magia, poesía, por decir lo menos. Es ciencia maridándose con creatividad. Detrás de esa ilusión, está este equipo. Obsesivos por la buena técnica y el buen color, fotógrafos profesionales, con una experticia que coincide con amor por el arte.
Somos diestros en esos universos genuinos, donde nada se finge y lo demás es legítimo. Somos hábiles obturando miradas que no se repiten con frecuencia y, también, en aquello que parece trivial y resulta sustancial: poner —y quitar— un velo, tranquilizar a los nerviosos, tener un kit de emergencia a la mano para ayudar cuando haga falta, aconsejar a los ansiosos, agudizar la sensibilidad, la empatía.
Primero somos personas buenas, después, buenos cazadores de recuerdos. Primero somos la palabra que calma la angustia, después el lente que guarda la carcajada precisa. Primero y después y siempre somos los ojos puestos en lo diminuto, en el detalle. Somos los testigos de la vida en sus mejores versiones. Los tesoreros de que todo fue verdad.
Vale y su equipo sencillamente son los mejores, los mejores seres humanos, fotógrafos y profesionales. Desde un principio sabíamos que con ellos tendríamos las mejores fotos de nuestra boda, naturales, espontaneas, fotos que hablaran realmente sobre quienes somos nosotros como pareja y lo más importante desde que los conocimos sabíamos que nos sentiríamos en confianza cuando el lente de ellos estuviera capturando las fotos. Cuando nos entregaron el resultado, no había una sola foto que no nos gustaran y fueron 1350. Gracias Vale, Gracias Mateo y Gracias Cata son los más!!